martes, 19 de mayo de 2020

Una humanidad consciente



por: Gibelly Flores.

El panorama del mundo es un caos y la muerte observa constantemente desde el palco. No hablaré de cifras, ni de estadísticas, ni de probabilidades, ya que estas podrían estar cambiando en lo que escribo esto; así que, esta vez, escribiré sobre aquello que es imposible para los animales e intangible para el ser humano como la conciencia.

 Últimamente, he escuchado decir, que se acerca “el fin del mundo”, solo me imaginé a los que pasaron la peste negra o los que pasaron la primera y la segunda Guerra Mundial pensar en lo mismo, pero quizá, esté más cerca el fin de la humanidad, que el del mundo.

Este tiempo, nos debe de servir para reflexionar, en que el mundo no nos necesita, nosotros necesitamos a el mundo, nos ha bastado unos cuantos días de cuarentena para extrañar caminar por las calles, hacer las compras del super, tomar el transporte público, desayunar baleadas en la esquina o ir a beber el café de la cuatro después del trabajo, cosas  que en su momento presentaban una importancia insignificante en nuestras vidas, ahora son anhelos, más que el carro o casa,  el televisor o el teléfono  que habíamos  planeado comprar este año.

 Sin embargo, también podemos tomar conciencia de lo mucho que debemos de trabajar en nuestra relación con las personas con las vivimos en la casa, ya que los hogares de las familias hondureñas no se caracterizan principalmente por ser una “esfera de tranquilidad y serenidad”, lastimosamente, nuestra familia es con la que menos convivimos en nuestro día a día, así que justamente, tenemos este tiempo, para forjar lazos y apoyarnos en esta situación tan desalentadora.

 Creo que, si fuéramos consciente de lo efímera que puede ser nuestra existencia, aprovecharíamos el tiempo y lo invertiríamos en cosas realmente productivas y no tan banales, apreciaríamos a las personas que hacen que nuestro día tenga un poco más de sentido, amaríamos sin miedo y reiríamos sin taparnos la boca, nos preocuparíamos por cuidar de nuestra salud y la del planeta.

No deberíamos de necesitar catástrofes naturales, pandemias ni estar al borde de la muerte, para volvernos seres humanos consientes, tolerables y solidarios; tendría que bastar con el hecho de compartir el mismo espacio y vivir de los mismos recursos como el agua, el oxígeno, el sol, la noche y el amor.

En conclusión, lo único que tenemos seguro en esta vida es la muerte, sin duda, de ella nadie se va a escapar, debido a esto en importante reflexionar en las consecuencias positivas y negativas de nuestras acciones para llegar a tener una consciencia productiva de nuestro entorno, el mundo no necesita seres humanos egoístas, individualistas, intolerantes e indiferentes. Es momento, que seamos responsables y tomemos nuestra existencia en serio y darle a la vida sentido propio, aprender a “sembrar, para cosechar” para poder disfrutar del buen fruto, ya que no venimos al mundo a ser eternos o inmortales.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Una humanidad consciente

por: Gibelly Flores. El panorama del mundo es un caos y la muerte observa constantemente desde el palco. No hablaré de cifras, ni de estadís...